La representación del arte urbano, como tal, se ha convertido en los últimos años en un tema utilizado por un sinnúmero de artistas visuales de todas las edades, de todos los estilos, en todas las técnicas posibles.
Esto es natural, pues el artista siente la necesidad de expresar o dar cuenta, en la mayoría de las veces, de lo que le rodea, lo que le estimula, le preocupa: sus bellezas, su naturaleza, su entorno familiar, sus angustias, o las angustias de los demás, sus paisajes, y un sinfín de motivos que percibe y nos lo trasmite en su muy particular lenguaje.
En esta ocasión me complace ofrecer unos pensamientos acerca de las obras realizadas en cerámica en alta temperatura por la artista Gloria Carrasco. Se trata de una serie dedicada a sus inquietudes por el tema de las urbes, en donde nos refleja la masificación, la súper imposición de edificios, es decir, lo que estamos viviendo ya cotidianamente en ésta y en muchas otras ciudades de nuestro país; ciudades que crecen por minutos, desordenadamente, de manera incontrolada. Si son las ciudades satélite compuestas por miles de casitas que “nacen” y crecen a lo largo de todas las carreteras del país, si son las enormes torres —y muchas de ellas— que aparecen en “elegantes” fraccionamientos o colonias exclusivas de todas las ciudades de la República; tal parece que, independientemente de la capacidad económica, a todo mundo le parece aceptable vivir en hacinamiento. Claro que existen enormes diferencias entre aquellos enjambres de casitas de escasos sesenta metros cuadrados, construidas a base de paredes por demás frágiles, pero eso sí, luciendo cada una de éstas un gran tinaco de preferencia negro, y esas torres inmensas que pretenden parecerse a las que se construyen en las grandes urbes de otros países y que contienen toda clase de elementos satisfactores, como son sus espacios para deporte, gimnasia, esparcimiento y todo lo que a uno se le ocurra: ninguna de las dos características deja de ser hábitat masivo.
Gloria Carrasco ha dedicado un buen tiempo trabajando esta serie para reflejar todo lo arriba mencionado, de manera abstracta pero real —y perdón la discrepancia implícita en este enunciado—, pues a la vez que ella “juega” básicamente con formas sobrepuestas, construyendo algunas torres que pueden ser o no lo que estamos comentando, en lo personal me indica que esto es lo que pretende transmitir la artista: meternos de lleno, de manera plástica, en ese formato de vivienda ya totalmente establecido por las diversas sociedades; aunque si se quiere, pueden ser unas columnas hermosas, semejando formas quizá tomadas de la naturaleza como lo es el tronco de una palmera.
También quisiera abordar la estética en sí de las obras, separándolas del concepto. Las esculturas que se exhiben en esta muestra son parte de una serie dedicada a expresar las diversas formas constructivas así como los volúmenes y las esencias imaginadas por la artista: no lo que ella quisiera que fuera, sino lo que la rodea, lo que percibe; por ejemplo, cuando realiza esas pequeñas formas triangulares encapsuladas, por un lado y, por el otro, las mismas o parecidas en un formato bi o tridimensional —si se quiere—, además de la instalación con la que enfrenta al público…
Son objetos escultóricos de pequeño y mediano formato, para los que la artista ha decidido —como en casi toda su obra— emplear uno o dos coloraciones, es decir, intentar que las formas sean las que se vean con toda la intensidad, sin distracción alguna, que se aprecie su volumen, su forma, su espléndida estética.
Vistas como objetos en sí, vistas como “amasijos” urbanos, como elementos que configuran una ya no tan hipotética ciudad, vistas como unidades, o como cada una de las personas las interprete, las cerámicas de Gloria Carrasco contienen la calidad de obras de arte que, al ser “adoptadas”, pueden ser visualizadas de innumerables maneras.
Es una muestra reveladora pues la artista nos “retrata” la urbe o las zonas urbanas, las formas de vivir de millares de personas mediante un lenguaje estético personal. En este sentido nos invita a pensar: ¿así queremos vivir? ¿Ésta será la —única— solución para las enormes masas de población? Preguntas que eventualmente se plantean diferentes especialistas tales como urbanistas, arquitectos, ingenieros, políticos y muchos más, pero aquí tenemos la preocupación de una artista.